Para llegar a presumir semejante físico, según Felipe
mi entrenador, hay que dedicarse a hacer el ejercicio bien, tomarse su tiempo
para hacer cada flexión en paz. Y esto fue justamente lo que ÉL no me dejo
hacer.
El hombre parecía mi sombra: máquina que yo usaba, máquina
que él ocupaba. Está bien, pensé, talvez tenemos una rutina parecida. No creo, él
tiene el físico de La Roca y yo la novia de Popeye. Talvez no me hubiera
molestado tanto, si su insistencia hubiera sido un poco disimulada. Mientras yo
usaba las maquinas, él revoloteaba a mi alrededor suspirando en exasperación
como que si le estuviera causando un gran problema.
Me dispuse a uniré a la clase de spinning, ÉL era tan enorme que jamás pensé que una bicicleta
estacionaria lo aguantaría, además de que le daría tiempo de usar todas las
maquinas en el gimnasio si así lo deseaba.
Lo vi salir del baño y dirigirse hacia la salida, pero
no sin antes decirle algo a Felipe y volverme a ver. No me pude contener y
antes de irme tuve que averiguar que fue aquello.
Tomada de Popeye.wikia.com |
Bueno, aparentemente el hombre cree que es un
desperdicio de tiempo la "gente como yo" que es nueva en el gimnasio
y no duran más allá de febrero cuando se les desinfla el impulso brindado por
las resoluciones de año nuevo y les estorba a los que realmente vienen a hacer
ejercicio, como él. Según Felipe, el sentimiento es compartido entre la mayoría
como ÉL.
Yo digo que cualquiera que pague la mensualidad por el
tiempo que así lo decida tiene todo el derecho de hacer su ejercicio sin un gorila
respirándole en la nuca. Yo digo que el hombre no me conoce, no me entrena, no
sabe mi nombre y menos va a conocer de mi nivel de compromiso hacia el
ejercicio. Yo digo que, al compartir un espacio común con extraños lo mejor que
se puede hacer es tratar a todo el mundo con respeto.
Felipe le respondió que le da gracias a Dios ver a más
mujeres en el gimnasio porque aquello era un “fiesta de espadas”.
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