Las navidades y el año nuevo
significan muchas cosas para mí: es la época de ver a familiares lejanos,
desempolvar el arbolito de plástico y ver si puedo salvar las luces que compre
el año pasado, disfrutar con los amigos, hacer revisión de las resoluciones
cumplidas e incumplidas y asistir a toda parrillada a la que se me invite. La
apariencia es importante, quiero dar la impresión de que soy como el vino,
entre más años mejor Parte de este ritual de emperifollamiento conlleva, en mi
caso, arreglarme las uñas.
Fui a mi lugar de siempre, un salón en el mall san
pedro. Para mis desgracias la muchacha de siempre ya no trabajaba allí, pero el
dueño me dijo que Matilda estaba disponible. Matilda es bella, alta y se ganó
mis respetos trabajando en sus 12cm de tacón.
Cualquiera que ha asistido a un salón sabe que parte
de la gracia de todo el asunto es que la o el estilista se convierte
temporalmente en psicólogo, doctor corazón, confidente o lo que sea que una necesite
en el momento. Esto es clave, para que el cliente escoja siempre el mismo lugar
entre el mar de buenas opciones disponibles. Pero Matilda y yo empezamos con el
pie izquierdo.
Tomada por mi |
¿Ese es su novio? - Me pregunta, a
lo que respondo sí.
-Se ve estresado, una tiene que pensar en estas cosas
cuando los trae al salón-
- ¿Disculpe? -
Y ella continua -…si es que nada que ver, él no quiere
estar aquí y Ud lo trae. -
¿Es en serio? Se me ocurrieron tantas cosas que
responderle todas de índole sarcástico y grosero. Pero el fuego no se apaga con
fuego, ¿verdad? Talvez ella pensó que su comentario era apropiado, que después
de decirnos un hola e intercambiar unas cuantas palabras acerca del servicio
que me iba a dar entonces su comentario era justo y necesario. Cambie de tema.
- ¿Llevas mucho tiempo bretiando acá? -
-No, ya hace un rato, ¿Cuánto tiempo lleva sin venir?
-
-Más de un año creo-
- ¿Ud. lleva mas de un año sin hacerse las uñas? -
me pregunta con los ojos abiertos de par en par y la expresión llena de
prejuicio y asco.
-Sí, solo me las corto y las mantengo limpias y ya-
Acto seguido, la mujer convoca a una asamblea general
en el salón y agrito pelado se levanta de su asiento para anunciar que yo tenía
más de un año sin hacerme las uñas. No lo podía creer, todos en el salón me volvieron
a ver pero nadie dijo nada excepto la amiga que con igual gesto de asombro se atrevió
a acercarse a mirar mis manos. Trágame tierra.
No dije nada más, la deje trabajar. Si no digo nada,
ella no dice nada. Ella tiene el derecho a permanecer callada. Pero cuando se percató
que yo no decía nada, intento hacer conversación con quien le hiciera caso mientras
jalaba mi mano a conveniencia para charlar mejor. Cada 5 minutos se levantaba,
que parar ver algún muchacho, que, para un helado, que la estaba llamando, que
la inauguración del árbol del Mall...en fin, lo que usualmente dura 40 minutos
termino durando hora y media.
Debo mencionar que ella hizo un excelente trabajo, me
encantan mis uñas. Pero la próxima vez, fui con la de siempre.
ja ja ja ja, a veces uno tiene que jugar de ignorante, no es conmigo para no cagarseles a estas personas.
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