Imagínese
usted en su butaca, como fiel fanático que es, apoyando tanto de cartera como
de corazón a su equipo preferido. El sol lo broncea, la coca cola en bolsa se le
calentó y le huele el sobaco, pero eso no le impide chiflarle al árbitro, alzar
los brazos para hacer la ola o abrazar al de la par cantando “oeee oeee oeee
oeeeeee”
Cuando aparentemente
de la nada, una torpeza de magnitudes monumentales ejecutada por su
jugador favorito, es el obstáculo entre el balón y la meta. Aún, caracterizándose usted
por su elegancia habitual, hay ocasiones de especial tensión en las que no
logra contener el gesto enérgico y el término soez que se escapa de manera casi
involuntaria.
Le recomiendo
para esto, usar una expresión como “Vállese a coger café!”. Por medio de ella
se está invitando al individuo a dedicarse a otro trabajo, en vista de que dar patadas
al balón y hacerlo de manera que logre un tanto, no parece que sea lo suyo. Como verá, la frase no incluye ninguna sentencia insultante para la profesión sugerida,
ni tampoco va en contra del gremio al que se alude.
El arte
de insultar podría llevarlo también a diversificar su vocabulario, e incluir
palabras como: bicharraco, zángano, fanfarrón, atontolinado, pinchaúvas y
alcornoque. Cuál es el problema de las groserías? Que, si bien es cierto en un
principio nos hacía ver “cool” (o al menos eso pensamos), con la edad y el
tiempo se tornan parte de nuestro léxico habitual, con la clara desventaja de
que se convierta en costumbre.
Por allí leí
que, un insulto es como un chiste: solo los más creativos son memorables. Les
invito a imitar a los grandes, algunos conocidos otros, de fanáticos:
"Saborio,
¡movete que te va a mear un perro!" -Un fanático.
"Pinto
¡Mete un cambio! ¿Se te rompió la caja?" -Un fanático.
"Gamboa,
salí al área grande a ver si llueve!" -Un fanático.
Los hay, para toda ocasión…
“No sólo
conservó su adorable figura, sino que le agregó mucho más” - Bob Fosse
“Nunca
olvido una cara, pero en tu caso estaré encantado de hacer una excepción” -
Groucho Marx
“Esa
mujer habla ocho idiomas y no sabe decir ‘no’ en ninguno.” -Dorothy Parker
“No
fui al funeral, pero mandé una carta diciendo que estaba de acuerdo.” -Mark
Twain
“Ama la
naturaleza, a pesar de lo que ésta hizo con él.” -Forrest Tucker
“Algunos
causan felicidad donde quiera que van; otros cuando se van.” - Oscar Wilde
Y el clásico…
Lady
Astor: “Si fuera su esposa, le pondría veneno en el café”.
Winston
Churchill: “Si fuera su esposo me tomaría ese café”.
En fin, amigos míos aunque el
agravio desde la bancada (o desde donde se esté) puede resultar dolorosa para
el contrario, insto a que el proceso se mantenga cortés y dentro de los parámetros
que distinguen a nuestra civilización. Antes muerta, que sencilla, dicen.
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